miércoles, 30 de julio de 2014

Fantasia Scherzo: La guerra y la caverna




Un piano abandonado es el recuerdo por otros del sueño de la maravillosa oportunidad de alguien. Yo imagino una familia. A cada cual su recuerdo de los sueños de otros. A cada cual su sueño de los recuerdos de otros. A cada cual según su ilusión y su historia. A cada cual según sus ritos de pasaje.

Un piano abandonado es, como un espejo, igual para todos, para cada uno distinto. Un fetiche único en el que nadie puede ver lo mismo que nadie. Quizá sea una bella paradoja escribir que en el espejo ves al otro, y en el piano te ves tú, pero no sé si es verdad. Si he conseguido ver más lejos, es porque me he aupado en hombros de gigantes.

Un piano abandonado me devuelve la emoción de que todo es arte: que todo es un cuidado casi sagrado en el quehacer de las cosas, un intento imposible y salvífico, guíado por no se sabe qué instinto, de respetar esa imposible fricción entre la naturaleza y lo humano: a cada don su tributo. Así se dice que hacían las civilizaciones antiguas y también las exóticas; y acaso la nuestra en épocas mejores.

Un piano abandonado es la alegría final de que alguien que ya no esta allí, atrapado en el símbolo, salió a jugar al sol, junto al río, y que quizá, entre los bosques, tuvo una vida mejor, incomprensible, donde la cultura era un bello recuerdo, como la juventud, la adolescencia o la infancia.

Un piano abandonado es el lugar, sin duda, donde empezar de nuevo a construir la alegría de una perecedera plenitud recien abandonada. Es el lugar de hiato entre la pulsión civilizatoria y su inevitable destino. Lugar del orgasmo y la locura: del sinsentido. Sólo aquí el tiempo no obra, matriz de la mortalidad.

Un piano abandonado es el perfecto palimpsesto del amor: misterioso pasado de barro sobre el que escriben su diálogo fuegos y brasas hasta llegar a la ceniza; duración e intensidad pelean hasta quedar en nada, moldeando la máscara.

Hasta quedar en Nada.

Moldeando la máscara.

Conocer es reconocer.

Nada es un piano abandonado.


pianos abandonados (galería fotográfica)



lunes, 7 de julio de 2014

De profundis


De profundis clamavi ad te, Dominum, recitan los demonios negros de mi alma. Como si yo fuera un Dios que tuviera poder sobre ellos, me invocan en su plegaria con desespero. Como si yo fuera señor y hogar de sus torpes insaciables ansias. ¿No os he cebado ya bastante, cerdos miserables? Todo os he concedido y nunca ha sido bastante. Os vestí de cisnes y no os bastó. Os serví los mejores manjares y no bastó. Me acurruqué junto a vosotros para daros calor y nada fue suficiente. De rodillas me pusisteis exprimiendo hasta la bilis de mis pechos. Por vosotros he visto las celdas peores. De criminales, de putas, de banqueros y cartujos. He fumado crack y he comido pollas y coños y he llorado de madrugada con el canto de los pájaros, con el rumor de un río, emulando a San Francisco. Sólo sensaciones. Tópicos vacíos. Vértigo y éxtasis. Sólo sensaciones. Tópicos vacíos. Hemos llegado a amarnos en otros tiempos, si, pero todo amor es perecedero. Tópicos vacíos. La demanda lo desgasta, no la convivencia.  Os he perdido el respeto: sois cobardes, y voraces y eso es triste. Nada dejais para el que viene detrás, buscando cáscaras de altramuces. Buscad otra alma para parasitar. Como padre y madre vuestro siempre siempre estaré para cuidaros. Si volveis, os mataré un cordero. Haremos fiesta de tres días. Pero buscaos otra vida. Otra casa. Vivid, mientras sea posible. A la puta calle, vaya. Aquí ya solo duermo yo. El fondo oscuro de mi alma es sólo un lienzo. Si lo apuñalo, no muero. Por eso no os pido perdón. No hay misericordia. No hay renacimiento. Soy lo grotesco, pero ya he perdido la fascinación por las heces. Todo es simplemente triste. Sé que el otro que grita es siempre uno mismo. Sólo la celda cambia. También a mí Dios me dejó solo, cuando creía que era distinto a vosotros, y también lloré, y rabié, y busqué ubres a las que destrozarles los pezones con mi rabia. Os comprendo. Sois el espejo que me ha visto en cada cárcel. Sois yo mismo. Pero no os tengo piedad. Ya no. El que quiera peces que se moje el culo. Solo eso es la vida. Si, aquí no hay privilegio de latines y manda desde el fondo lo vulgar. Vulgar como vosotros es la vida. Amorosa, cruel locuaz, como vosotros. Los judíos muertos y los palestinos muertos les hablan a los poetas y entre sí se matan: judíos, palestinos, muertos y poetas en guerra encarnizada.
¡Cuanto elogio de la sangre, del amor y de la muerte! ¡Cuanto hablarle al silencio!

Niños, escuchad: Si quereis ser dioses, escuchad; si quereis ser hombres, escuchad. Si quereis vivir, escuchad!

Demonios negros de mi alma, yo os escucho

De profundis clamavi ad te, Dominum!

A tomar por el culo.

lunes, 6 de agosto de 2012

Primeramente....


I
Empecé por cagarme en las esquinas, dulcemente. En los rincones soleados, sin previo aviso. No pretendía que supusiera un ataque a los viandantes, aunque lo vi, no pude evitarlo, eso les ensombrecía la vida. Todos se convertían en viejos. ¡qué fácil la soberbia cuando se caga uno en una esquina, negra por un lado, soleada por el otro!

Empecé por masturbarme, sin avisar, como si fuera otro. De otro mi mano, otra mi carne. De otro el pensamiento. Como dos o varios masturbándose en un cuerpo común, propiedad pública inalcanzable excepto para mí, que soy todos los otros y no me importa.

Porque no dejo que la vida se caiga, mientras no me mate. No por mi mano, la que no se masturba.

¿y si he de vivir, ha de ser contra eso, a su pesar? ¿y los agujeros negros? ¿Y las galaxias? ¿y los viejos? ¿y las putas viejas? Las viejas, las putas viejas. Todos como viejas cuchicheantes, cada vez más de negro, cada vez más el cuello estirado, todo su ser tieso.

Sólo Alejandro me mira con envidia y me cansa con sus preguntas. Me envidia siempre insatisfecho.

Putas viejas todos, no me dejan mirarme a solas. Solo. No dejan de existir para que no les afecte. ¿soy yo el culpable? ¡egoístas!

Mi responsabilidad no puede ahora definirse, decantarse. Porque no puedo renunciar a ella. NUNCA deja de existir. Es más grande que mi vida. Y los conflictos no puedo resolverlos, cada vez todo más oscuro, porque es innoble dejar de dejarme. Yo lo admito todo. Pero no me mato. NO por mi mano. Y no puedo dejar de ser feliz. Sólo con palabras falsas puedo entristecerme. Porque estar vivo es ser feliz. De mierda.